Violencia contra Organizaciones Medicos-Humanitarias

 

“La tasa de asaltos en trabajadores de la salud es mas alta que en otras

ocupaciones: 8 cada 10.000 comparada con 2 cada 10.000 en los lugares de

trabajo en general”. (The Lancet, 19-4-2014).

Situaciones hasta hace pocos años impensables por su salvajismo se han casi

naturalizado por su frecuencia y reiteración.

Lo que está sucediendo con las organizaciones médicos-humanitarias es una

muestra más. Agresiones incomprensibles a primera vista ya que además

resultan afectadas precisamente aquellas poblaciones a las que se está asistiendo

y acompañando porque son víctimas  de catástrofes naturales, epidemias,

hambrunas o conflictos armados con su secuela de heridos, discapacitados,

muertos y desplazados (mas de 51 millones en el 2013 según cifras del ACNUR).

La Organización Médicos sin Fronteras (MSF) debió de retirarse de Somalia,

después de 20 años allí, por la muerte de 16 integrantes de su personal y el

secuestro de 2 enfermeras que se prolongó por 18 meses.

En el año 2013 asesinaron en Siria a un médico ortopedista y en este año de

2014 han secuestrado a otros cinco que han sido liberados después de 5 meses

de penosa incertidumbre.

Hace pocas semanas entraron a mansalva en uno de los hospitales de la misma

organización en República Centroafricana matando a 16 civiles (tres de ellos

miembros de MSF) e hiriendo a muchos más.

Finalmente (¿finalmente?) el pasado 16 de junio dos proyectiles cayeron sobre

el hospital de Médicos sin Fronteras en el pueblo de Farandalla en Sudán del Sur.

El ataque y la intimidación muestran una curva exponencial.

Las organizaciones médico-humanitarias son utilizadas como botín de guerra,

para dar visibilidad a grupos armados o para maniobras encubiertas de espionaje

(se ha asesinado a agentes sanitarios empeñados en una campaña de

vacunación masiva contra la poliomielitis en Asia porque se sospechaba que

estaban siendo usados para obtener información para la Agencia Central

de Información de EE.UU., como lo denunció una reconocida publicación médica,

el New England Journal of Medicine del 21 de marzo de 2013. Ante la protesta

de 16 decanos de escuelas de medicina de EE.UU. la Casa Blanca acaba de

anunciar “que garantiza que no utilizará el material genético obtenido a través de

falsas campañas de vacunación, además de que no volverá a usarlas en sus

operaciones de espionaje”  según el diario El País, edición del 20.5.14).

Las Convenciones Internacionales de Ginebra son sistemáticamente ignoradas.

Estas ONG son ahora instrumento de estrategias bélicas.

Nuestros Colegios Profesionales, Universidades, ONGs, organismos internacionales

y gobiernos  -bajo la presión de una sociedad informada y de nosotros mismos

como parte de ella-  debemos hacer oír nuestra voz antes que el mundo se

vuelva un lugar mas violento y enfermo y “tanto periodistas como humanitarios

se vean obligados a revisar sus protocolos de acción sobre el terreno” (El fin de

la inocencia, Pere Vilanova, e-periódico), o deban  retirarse definitivamente muy

a su pesar, porque se trata de compartir vida y el miedo no es una opción.

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